lunes, 2 de noviembre de 2009

De vida


Ya no estoy triste. Soy inmaterial. Mi cuerpo rodea como humo la habitación. Es algo confuso, pero de pronto se aclara todo. Me lío con los aromas, me fundo con los colores. Mi alma se regocija, y las titilantes llamas me recuerdan el brillo en mis ojos cuando me sentía feliz. Es extraño que en este estado pueda gritar -¡Viva la vida!- Los aromas me colman, recuerdo tantas cosas. De este mundo extraño la fragilidad. Me gustan los aromas dulces, y las florecitas son tan bellas.

Me voy, soy inmaterial… Pero siento en verdad.